La Venezuela que viene, ¿sin la MUD y sin el PSUV?

Vivimos en un país que está mal, lo que nos motiva a pensar que el rol de quienes queremos cambiarlo no puede limitarse a denunciar que está mal, todo eso debe ir enmarcado en una propuesta, en un plan de nación factible que se pueda construir desde todos los espacios que los jóvenes ocupamos. Desde la protesta, la academia, las ONG’S, el trabajo en las comunidades, es decir si los jóvenes no sabemos cuál es la Venezuela que queremos, desde dónde y cómo se construye, al final lo único que aprenderemos es a denunciar. Por eso no podemos quedarnos y agotar nuestra actuación en decirle al país que «Tenemos un sueño de país», sino decirle a Venezuela que «Tenemos un proyecto de país» porque lo tenemos y porque lo estamos construyendo. 

Hoy nos vemos obligados a trascender de la denuncia, lo que nos llama a construir a partir de ella, generando proyectos e ideas que le den muestras al país de que sí es posible y que también es materializable un mejor país, enseñarle a los venezolanos el sentido de pertenencia por lo nuestro y de lo que podemos hacer, si lo hacemos juntos. 
La principal inquietud que hace que un titulo así surja, es porque al involucrarnos en la política del país nos hemos dado cuenta que el sistema nos lleva a actuar a todos bajó el mismo patrón, actuar sin un proyecto como hoja de ruta y agotarnos en la crítica y la denuncia, creyendo que la política se trata de panfletos y consignas en las cuales se vende algo que ni se sabe cómo hacerlo ni se ha planificado para ello. Pero hoy ese sentimiento de algo mejor, algo distinto que promueva un cambio real, obliga al entendimiento de esta generación, haciendo materializable un proyecto país construido desde la discusión con los distintos sectores que conforman nuestra sociedad y la academia como un espacio de formación para la nueva política.
Hablar de un país sin el PSUV y sin la MUD suena ruidoso para muchas personas y hasta descabellado para otras, debido a qué, muchos venezolanos han terminado acostumbrándose a esa zona de comodidad y polarización, en la cual todo lo que sea oficialismo es malo y para el oficialismo todo lo que sea oposición es malo, dilema del cual el verdadero país que camina día a día las calles de Venezuela tratando de conseguir comida ya está cansado de escuchar y ser parte de las consecuencias de esas peleas eternas que solo dañan es a los venezolanos, motivo que obliga a esta generación de jóvenes a tomar cartas en el asunto y prepararse para muy pronto ocupar espacios de poder, teniendo proyectos claros que no busquen poner paños de agua tibia, sino que resuelvan los problemas desde la raíz.